martes, 6 de octubre de 2015

El Acoso Escolar y sus Cómplices

Después de Lucía (2012) es una de las películas más devastadoras y ensordecedoras que se pueden proyectar en un aula, tal vez en cualquier sala. El bullying, o acoso escolar, hiere; lo hace profundamente, lo hace de manera sorda. Sorda porque el mundo se vuelve sordo, no quiere escuchar, no quiere hablar y no quiere ver. En la vida real el acoso hiere de muerte, principalmente a la víctima pero también a la familia. En la ficción, a través de la historia de esta película, nuestra capacidad de sentir nos vuelve cómplices. La empatía, nuestra habilidad para sentirse en el lugar del Otro, se siente en las tripas.

Después de Lucía (2012)
Su lenguaje audiovisual nos transporta al lugar: primero nos sienta y nos asienta; a continuación nos incomoda. En realidad es el primer paso: la fijación de la mirada. Sin que nos demos cuenta, ya estamos atados, el cuerpo estancado; un rato después, amordazados. No pasa el tiempo y ya somos cómplices... sordos, mudos y ciegos, todavía vivos. Inmovilizados por el encuadre, agarrados por la nuca, asistimos a lo que queda: los restos, nuestros y de nosotros.

Es esta una película que debe ser vista en relación a las exigencias que propone el psicólogo y divulgador, Iñaki Piñuel, sobre el protocolo a seguir por parte de las instituciones y personal docente en casos de acoso escolar. En este sentido, el propio Iñaki Piñuel trata de enfatizar la importancia del perfil del acosador. Según él, se definen “acosadores” como aquellos individuos que inician y promueven el acoso. Iñaki Piñuel define a los acosadores como psicópatas sociales en potencia, es decir, individuos que con el tiempo se pueden convertir, y de hecho se convierten, en depredadores sociales que continúan con su actitud tóxica a lo largo de su vida. Los acosadores suelen ser personas sin empatía, que se tienen en alta consideración, y que buscan defectos o simples excusas para ejercer poder o dominación sobre los demás. Suelen ser gente astuta y con alto grado de inteligencia que buscan sobresalir socialmente siempre tratando de conseguir sus objetivos personales. Además, según el doctor Piñuel, los acosadores suelen buscar y tener una imagen pública amable, encantadora y atractiva.

Es pues en esta gente en quién se debe poner la lupa para proteger a las personas sufren el acoso y que se convierten en víctimas, mientras nosotros nos convertimos en cómplices. Debemos actuar y no dejar pasar actitudes que sean dañinas contra la integridad de nuestros alumnos. No debemos olvidar que como institución educativa, el colegio y su personal docente, es decir, director, jefe de estudios, psicólogos, tutores, orientadores, hasta los profesores, tenemos que entender que estamos, por ley, obligados a ser los garantes, como adultos, del derecho de los niños y niñas a asistir diariamente al colegio para aprender en un ambiente de respeto e igualdad entre sus iguales. Por lo tanto, no debemos dejar pasar ni una acción de este tipo que se produzca delante nuestra o que podamos tener la intuición de que se está produciendo a nuestras espaldas. No seamos cómplices.

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